Monday, November 26, 2007

¿Sobre qué escribo?

¿Sobre qué escribo? No serán tratados de filosofía ni fórmulas para alcanzar la felicidad total; tampoco pretendo enseñarle nada a nadie que no quiera simplemente tomar mi vida como un ejemplo, aunque no como uno a seguir, que quede claro. Lo que sí muy seguramente narraré aquí serán los sucesos que ninguna caleña –que yo conozca, al menos – ha vivido en el siglo veintiuno. Lo que hace únicas mis vivencias es mi misma persona: no existen dos personas iguales, verdad? Así que aunque lo narrado se asemeje a la vida de muchas otras mujeres en el mundo, mi vida es única por ser yo una sola en este planeta... En general, estoy decidida a escribir sobre la vida de una caleña, como lo dice el título de al menos este texto, en una isla de Grecia: Rodas.

Rodas está en Grecia, sí, pero no hablaré en lo posible de los “griegos” sino de los rodios pues no he vivido sino en esta isla desde que llegué y sería ignorante de mi parte referirme a la totalidad de la población griega. Dentro de la isla, en su capital: Rodas, hay aproximadamente 70 mil personas que se atreven a decir que no hacen sino “correr” todo el día. Cuando uno ha tenido que manejar durante 1 hora o más para recorrer media ciudad – Cali en hora pico- dos veces al día, o ha tenido que llevar o recoger a un amigo que vive en Miami Beach cuando su casa está en Boca Ratón sabe que no puede pensar uno en estrés en un lugar donde la distancia mayor es 15 minutos. Ok, digamos 25 cuando uno no conoce la casa ni la calle, o cuando no encuentra parqueadero a las horas en que sale la gente a tomar café en Rodas: de 12 a 3 o de 9 a 11 de la noche, hay razones para estresarse y reflexionar sobre si no era mejor idea venir a pie ya que la distancia original era 15 o 20 minutos máximo de la casa al destino final. Pues sí, la ausencia de estrés en esta isla es lo que la hace tan atractiva para mí como para todos los familiares y amigos que han tenido la suerte y la plata para venir a visitarnos desde que vivo aquí. Recorrerla, o al menos caminarla, es como visitar otro mundo y viajar en el tiempo a otra era. No solamente cuando se visita la ciudad medieval que es tan antigua como los griegos sobre los que leíamos en el colegio en la clase de filosofía o Historia, de esta hablaré en otra ocasión. Esos griegos que nos dejaron tantas respuestas pero también preguntas sobre nuestro origen y nuestro destino. Los rodios que conozco hoy en día, sin dejar de tener algo de los antiguos: son muy atractivos a los ojos de una colombiana común; no cumplen frecuentemente con lo que se espera de ellos viviendo en el lugar que viven. Viven estresados! Pediré una y otra vez perdón por mis generalidades pero para evitarlo, de cuando en vez diré: “algunos rodios”, “algunas rodias” y por supuesto, en demasiadas ocasiones mis protagonistas serán “mis amigos” o “un conocido”. Lo último que deseo es ofender a alguien y de corazón confieso que si yo hubiera nacido aquí, muy seguramente sería uno de ellos con todo y su estrés. El mío lo traje de Cali; de trabajar a una hora de mi casa y de pasarme horas enteras sin comer algo saludable hasta llegar a mi adorable empleada de servicio y mi juguito recién preparado. Un estrés que expresé apenas cogí el carro de mi marido y me di cuenta de que no estaba en Cali, de que no me perseguían y de que no tenía a quién pitarle! AAAhhh!! Hasta allí me llegó el estrés a mí.

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