Monday, December 10, 2007

Poco antes de Navidad

Es una época de nostalgia para mí como seguramente lo es para muchos inmigrantes que extrañan las fiestas al lado de una familia de más de 25 miembros de edades entre los 80 y pico y los pico. La Navidad en los países cristianos tiene en común que tanto el 24 de diciembre como el último día del año, requieren de mil preparativos. No soy de muchos preparativos pero ya tengo ganas de decorar el árbol y mi pesebre miniatura. Rodas, como algunos de ustedes sabrán, es cristiana ortodoxa. El cristianismo ortodoxo griego es como un catolicismo que dejó de avanzar en el mismo instante en que se separó del papa. Como la idea no es hablar ni de religión ni de historia, les contaré algunas de las diferencias que me hacen echar tanto de menos a mi Cali linda en este mes de fiestas así como las que no.



En Rodas no hay nieve así que no crean que tengo el paisaje de Papá Noel al lado de pinos blancos que disfrutan los de los países escandinavos, o hasta París y Londres. Eso sí, este año disque el alcalde nos instalará una pista para patinar en el hielo... les contaré después. Sí hace frío y, especialmente estos días, hemos tenido unos niveles de humedad tan altos que pareciera que no respira uno el aire sino que el aire lo respira a uno: duelen los huesos, la nariz está siempre mocosa y la piel se pone como un cartón. Pues bien, este no es mi clima favorito como lo pueden adivinar. La lluvia, especialmente cuando es de noche y no tengo nada que hacer fuera de mi casa, me gusta y es necesaria en esta isla rocosa y seca. Como los turistas ahora brillan por su ausencia, las calles están más tranquilas y hay menos ruido; también se ha perdido el color de sus camisetas internacionales al igual que las múltiples cámaras fotográficas y de video. Calles vacías, más tranquilas y más frías; no menos bellas. El paisaje es en general, verde y tranquilo.



Mi familia en Rodas es muy pequeñita y he comprobado que basta y sobra para pasar una Navidad feliz y con buenos deseos para un cumpleaños más de Jesús y para un año que comienza. ¿Saben qué extraño? extraño las reuniones de 45 personas, la comida, la buena pinta (no demasiado cara) y las muchas risas. Extraño jugar al amigo secreto como oportunidad para describirnos y burlarnos de nosotros mismos. Extraño los gritos de los mil y un primitos que son los que más gozan estos días llenos de inusual euforia y muchos juguetes y diversión. Extraño esa oportunidad de echarme una bailadita con mis hermanos y mis primos, pero también con mis tíos que no pierden su estilo de los años de antes. Extraño tantas cosas que hasta llego a sentirme triste. Pero...



¿Saben qué no extraño? No extraño el tráfico de Cali que en diciembre es insufrible. Las eternas distancias hasta la casa en donde pretendes trasnochar pero si decides no hacerlo no ves la hora de volver a la tuya antes de que se ponga "más" peligroso circular. No extraño ya la cabalgata del 25 de diciembre, pues ya no veía nada por estar pendiente de un niño de 2 años (ahora 4 pero lo mismo sería). No extraño los almacenes Exito, SuperLey, etc. en los diferentes centros comerciales, pues qué pereza tanta cola y tanta cosa que quisieras comprar y no puedes o no vale la pena. Aquí en Rodas el comercio también pulula pero no me afecta pues las rebajas de enero hacen que valga la pena aguantarme hasta entonces para comprar uno o dos trapos.



No importa, las fiestas navideñas no valen por el lugar donde te encuentres, sino por las personas que te rodean. Mi marido, mi niño y la hija de mi marido a la que quiero como si fuera mía, estaremos muy contentos de tenernos unos a otros en estas fechas. Tendré en mi mente y en mi corazón a todas esas personas que quisiera abrazar más veces de lo usual y gracias a quienes estoy donde estoy y soy quien soy.

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