Mi hijo Giorgos tiene 4 años cumplidos el pasado octubre y apenas hace unos seis meses decidió hablar. Mi marido y yo estábamos seguros de que no era ni por falta de estímulo o incapacidad, sino por pereza. Entendimos sin necesidad de sicólogo que nuestro hijo iba a decidir cuándo hablaría pues ya todo lo que se le decía lo comprendía y simplemente no había sentido ganas de hacerlo. Ha sido siempre así: caminó cuando quiso; salió feliz de la habitación de sus padres cuando le llegó la hora; entró y empezó a disfrutar en el jardín infantil con apenas 1 semana de llanto cada día menos fuerte. Aquí entre nos, no ha querido del todo ir al baño cuando tiene que hacerlo pues muy frecuentemente es desde un poco hasta demasiado "tarde". Es un niño normal; creciendo muy saludablemente y pienso que lleno de felicidad y paz.
Pero dije que hablaría de su habilidad -nada extraordinaria- de hablar dos idiomas. No soy profesional en el tema ni pretenderé serlo, aclaro desde el principio, pero me atrevo a decir que cualquier niño nacido de padres que hablan dos idiomas diferentes, puede hacerse mano de este "privilegio". ¿Requiere de talento? no dudo que sí y hasta el momento, no lo he visto enfrentando ninguna dificultad. Por supuesto, no estamos todavía en la edad escolar así que les contaré qué pasa cuando estemos ya haciendo tareas en el idioma griego. Todos lo han oído: cada padre le habla a su hijo exclusivamente en su idioma natal así que el resultado ha sido que Giorgos habla español y griego. Lo curioso de la experiencia no es lo fácil que él distingue entre un idioma o el otro: traduce todo lo que nos dice cuando estamos presentes papá y mamá, sino que ha empezado a preguntar cómo se dicen ciertas palabras en un idioma o el otro. Es una delicia oirlo cantar canciones en los dos idiomas pero es para morirse de la risa cuando canta en griego una canción que aprendió originalmente en español. No la traduce, la cambia componiendo una nueva! Como yo enseño español, él escucha las lecciones y aunque estoy segura de que todavía nada aprende de estas, está acostumbrado ya a la rutina del estudiante que trata de hablarle español y luego opta por el griego para el mismo resultado de siempre: no responde.
El reto, como lo llamé en el título, no es verdaderamente tan grande a la edad de Giorgos. A mí solamente me habla en español con la excepción de los días que decide "enseñarme" palabras en griego. Al ser profesora, temo a veces corregirle pues no quiero interrumpirle todo el tiempo, pero él se siente feliz de repetir la palabra o la frase, como la dice la mamá o el papá. Es frecuente que me diga "mamá, dilo como papá" y luego añade "en guiego" (griego). Como madre, me siento feliz por él y no lo niego, orgullosa pero como profesora de español, me divierto increíblemente viéndolo cometer errores en la gramática cuando traduce literalmente cosas que no se dicen en español. ¿Ejemplos? intraducibles la mayoría pero adorables. ¿El acento? casi imperceptible pues la fonética griega y la española son muy compatibles y no existen sonidos en griego que no podamos pronunciar los hispanófonos y viceversa. ¿La entonación? ciento por ciento griega y lo noto yo pero seguramente lo notaría cualquiera que ponga cuidado. Eso sí, que no intenten hablarle en español demasiado "defectuoso", no es que sepa que no le dicen las cosas correctamente, simplemente tiene muy claro que: los griegos deben hablarle griego y los hispanoparlantes, ESPAÑOL.
Puedo sí, decirles con orgullo, que por falta de "malas influencias" por ser yo su única fuente (tiene muy poco contacto con otros niños hispanoparlantes) habla igual que yo y dice exactamente lo que yo digo... me río al decir esto pues mi madre sabrá en este momento que habla la pequeña Larousse que es el apodo que ella y yo compartimos. Cuando le llamo, me responde: "dime" y cuando me pide algo, debe añadir el "por favor" así como después el "gracias, mamá" y en otros casos el "de nada, mamá" o el "permiso, mamá" y el "perdón, mamá". ¿Cuánto le durará la "buena educación"? no tengo idea, pero por el momento, es lindo escucharlo y aquí termina la mamá enamorada de su hijo.
Pero dije que hablaría de su habilidad -nada extraordinaria- de hablar dos idiomas. No soy profesional en el tema ni pretenderé serlo, aclaro desde el principio, pero me atrevo a decir que cualquier niño nacido de padres que hablan dos idiomas diferentes, puede hacerse mano de este "privilegio". ¿Requiere de talento? no dudo que sí y hasta el momento, no lo he visto enfrentando ninguna dificultad. Por supuesto, no estamos todavía en la edad escolar así que les contaré qué pasa cuando estemos ya haciendo tareas en el idioma griego. Todos lo han oído: cada padre le habla a su hijo exclusivamente en su idioma natal así que el resultado ha sido que Giorgos habla español y griego. Lo curioso de la experiencia no es lo fácil que él distingue entre un idioma o el otro: traduce todo lo que nos dice cuando estamos presentes papá y mamá, sino que ha empezado a preguntar cómo se dicen ciertas palabras en un idioma o el otro. Es una delicia oirlo cantar canciones en los dos idiomas pero es para morirse de la risa cuando canta en griego una canción que aprendió originalmente en español. No la traduce, la cambia componiendo una nueva! Como yo enseño español, él escucha las lecciones y aunque estoy segura de que todavía nada aprende de estas, está acostumbrado ya a la rutina del estudiante que trata de hablarle español y luego opta por el griego para el mismo resultado de siempre: no responde.
El reto, como lo llamé en el título, no es verdaderamente tan grande a la edad de Giorgos. A mí solamente me habla en español con la excepción de los días que decide "enseñarme" palabras en griego. Al ser profesora, temo a veces corregirle pues no quiero interrumpirle todo el tiempo, pero él se siente feliz de repetir la palabra o la frase, como la dice la mamá o el papá. Es frecuente que me diga "mamá, dilo como papá" y luego añade "en guiego" (griego). Como madre, me siento feliz por él y no lo niego, orgullosa pero como profesora de español, me divierto increíblemente viéndolo cometer errores en la gramática cuando traduce literalmente cosas que no se dicen en español. ¿Ejemplos? intraducibles la mayoría pero adorables. ¿El acento? casi imperceptible pues la fonética griega y la española son muy compatibles y no existen sonidos en griego que no podamos pronunciar los hispanófonos y viceversa. ¿La entonación? ciento por ciento griega y lo noto yo pero seguramente lo notaría cualquiera que ponga cuidado. Eso sí, que no intenten hablarle en español demasiado "defectuoso", no es que sepa que no le dicen las cosas correctamente, simplemente tiene muy claro que: los griegos deben hablarle griego y los hispanoparlantes, ESPAÑOL.
Puedo sí, decirles con orgullo, que por falta de "malas influencias" por ser yo su única fuente (tiene muy poco contacto con otros niños hispanoparlantes) habla igual que yo y dice exactamente lo que yo digo... me río al decir esto pues mi madre sabrá en este momento que habla la pequeña Larousse que es el apodo que ella y yo compartimos. Cuando le llamo, me responde: "dime" y cuando me pide algo, debe añadir el "por favor" así como después el "gracias, mamá" y en otros casos el "de nada, mamá" o el "permiso, mamá" y el "perdón, mamá". ¿Cuánto le durará la "buena educación"? no tengo idea, pero por el momento, es lindo escucharlo y aquí termina la mamá enamorada de su hijo.
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